Esta tarta combina lo mejor de dos mundos: una base suave de papa que reemplaza la masa tradicional y un relleno cremoso de espinaca con queso que se funde en cada bocado. Es una receta sencilla, sin harinas pesadas, perfecta para quienes buscan algo diferente y casero. ¡Ideal para comer tibia o llevar en vianda!
Pelar y cocer las papas en agua con sal hasta que estén blanditas.
Colarlas y hacerlas puré.
Agregar el huevo, la harina, sal y pimienta. Mezclar hasta que te quede una masa suave y moldeable. Reservar.
En una sartén, salteá con un chorrito de aceite la cebolla y el ajo hasta que estén dorados.
Agregar la espinaca y cocinar hasta que se reduzca. Dejar enfriar un poco.
En un bowl, batir los huevos y mezclarlos con el queso y la espinaca cocida. Salpimentar al gusto.
En un molde engrasado, extender la masa de papa por la base y los bordes.
Verter el relleno y emparejar con una cuchara.
Precalentar el horno a 180 °C.
Hornear durante 35-40 minutos, hasta que el relleno esté firme y la superficie dorada.
Dejar que repose unos minutos antes de cortarla. ¡Se puede comer tibia o a temperatura ambiente!
Una tarta distinta, nutritiva y con ese gustito casero que conquista a todos.
¡Anímate a probarla y cuéntame cómo te quedó!